Nuestras Vidas, desde el principio, las vamos construyendo añadiendo piezas fundamentales que las sustenta.
Tus primeros compañeros de colegio, los amigos de la juventud, con los descubres la vida, los colegas del trabajo, la persona con la que decides compartir tu vida.
Luego los hijos, y después los nietos que vienen a devolverte un poco la ilusión de la juventud, que quedó lejana.
Todos estos elementos completan la plenitud de una existencia en armonía.
Pero en algunas ocasiones aparece invisible y en silencio, la sombra del olvido.
Sin avisar empieza a destruir con sigilo todo lo que forma parte de esa vida, y aunque te deja seguir respirando, en realidad te ha secuestrado, te ha robado todo, te ha ausentado, quedando en pie un retrato donde ya no vives tu.
Dedicado al abuelo Alfredo
Ramón Alcañiz Úbeda